En bodegas El Grillo y la Luna trabajamos el viñedo de forma manual y eso se ha convertido en una marca de la casa. El objetivo es trabajar todo lo que podamos en la viña para no tocar la uva cuando llega a la bodega. Nos gusta labrar la tierra de forma tradicional mediante el arado a caballo. Esta labor la realizan Obélix y Atila dos veces al año, en invierno y en primavera. El motivo es la compactación del suelo y que los nutrientes puedan llegar mejor a las raíces del viñedo.
En un primer pase volvemos la tierra en invierno evitando así el crecimiento de la hierba, protegemos la raíz, la asilamos aislamos de la humedad y de las lluvias y en primavera se hace lo contrario y en el mismo orden, ya que la parte fértil del suelo es muy pequeña y hay que mimarla.
El suelo en el que se realizan estas labores es conocido como chesa y tiende a compactarse y a ahogar el crecimiento de las cepas. Todo eso se evita con el arado tradicional y el resultado es una uva de mayor calidad y esto influye directamente en nuestro vino Grillo.
Sin duda, estamos orgullosos de ser únicos.