Obélix: el Grillado más especial

En el equipo de Grillados de la bodega somos todos importantes pero hay uno que, además de importante, es especial. ¿Y especial por qué?

Porque no habla, pesa alrededor de 500 kilos, come heno, tiene cuatro patas, no le gusta el vino (que sepamos) y es de Velillas. ¿Qué presentación tan extraña verdad? Claro, porque hablamos de Obélix: nuestro caballo labrador.

Quizá si nos habéis visitado y os ha acompañado la suerte, vuestra llegada ha coincidido con uno de los días en los que Obélix está trabajando en las viñas que rodean la bodega. ¡Verlo en acción es un espectáculo! Lento, paciente, con paso firme, respetuoso. Su dueño y fiel compañero de trabajo, Roberto Satué, es el encargado de guiarle a través de las calles de los viñedos que rodean la bodega.

¿Y por qué con caballo? No es hacer fotos bonitas y querer ser los más originales… ¡qué va! Es por la calidad, por la calidad de las uvas que se traduce automáticamente en la calidad del vino.

Se dice que los grandes vinos como Grillo y Grillo SP se hacen en el campo, no en la bodega. Esto no significa que los compañeros de bodega no tengan que hacer nada, significa que para elaborar un vino de alto nivel, es condición indispensable que las uvas estén perfectas y sean de primerísima calidad. ¡Y eso solamente se consigue cuidando todos los detalles ya desde el viñedo! Detalles como, por ejemplo, sustituir el laboreo mecanizado de la viña por un laboreo tradicional con caballo.

Pero eso ya será para otro post, en el que detallaremos las ventajas del caballo frente al tractor. Hoy solo queríamos presentar en sociedad a Obélix, el grillado más especial de la familia.

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